El dilema del prisionero


Así que estás en el ferry con destino a casa desde el trabajo, ocupándote de tus cosas, cuando un payaso loco habla por el intercomunicador y te explica que tu barco a la vez que un barco lleno de presos (o si eres un preso, un barco lleno de tarados), tiene acceso a un detonador que controla los explosivos en el otro barco. El primer barco en hacer estallar el detonador sobrevive. Si ninguno de los barcos lo utiliza, los dos explotan en una hora. ¿Qué haces?


Bueno, lo primero que debes hacer es, probablemente, maldecir tu suerte por haber nacido en Gotham. Después de todo, la gente en el mundo real no tiene que lidiar con los complicados juegos de la mente enferma de un psicotico, ¿verdad? En realidad, el plan del Joker en The Dark Knight es un ejemplo clásico de "el dilema del prisionero", un experimento mental que los académicos utilizan para explicar la mayor parte de la historia moderna, o al menos las partes que importan....

El premio detrás de la puerta número 1 o la 3 no siempre puede ser un payaso loco con un detonador, pero el riesgo y la recompensa por la cooperación o asumir lo peor de los demás es el mismo.

Piensa en el problema de la contaminación. Digamos que tú eres el rey de tu país, y tu junto con los reyes de todos los demás países por fin se ponen de acuerdo de que es necesario dejar de contaminar el planeta. Así que todos van a una conferencia y aceptan dejar de usar combustibles fósiles, a pesar de que va a perjudicar las distintas economías en el corto plazo. Todos firman un acuerdo, van retirando la gasolina, y todo el mundo puede seguir viviendo en este planeta durante otros mil años. El mejor resultado posible, ¿verdad?


No! El mejor resultado posible es que todos los demás países se adhieran a su promesa de dejar de usar combustibles fósiles a excepción tuya por supuesto. Si tu mantienes el uso de gasolina y todos los otros países se ponen a hacer el trabajo duro de desarrollar autos con estúpidos paneles solares sobre ellos, todo el mundo querria seguir viviendo en tu país, y entre otras cosas tendrías una enorme ventaja económica sobre el resto.
Así que, suponiendo que todos los demás sostienen su parte del trato, el mejor resultado posible para tu país es no respetar el trato.

El peor resultado posible en general es que tu haces lo correcto y nadie mas lo hace. Tu país se hace el mas pobre y tu Tierra empieza a morir por que no hay apoyo de los demás. Jodiste tu país.

No puedes arriesgarte a eso, y ellos tampoco pueden, por lo que nadie va a respetar el acuerdo, nadie va a tener el éxito económico, y tus nietos van a tener que lidiar con un planeta hecho mierda.

Ese es el dilema del prisionero: una situación en la que se tiene que decidir si deseas o no joder más a un socio en el que no puedes confiar. Veamos.

Si actúas por el bien colectivo, la mejor opción es la de actuar en tu propio interés

La trama del Joker puede parecer complicada, pero los economistas creen que este modelo es el responsable de la carrera armamentista, la psicología de la adicción (en el que estas en un dilema del prisionero en el futuro) y, básicamente, de todas las guerras que jamás se hayan peleado (la guerra es el infierno, pero perder una guerra significa que el futuro es peor que el infierno).
 
El caballero oscuro no es la única película que está nos inculca esta idea. Hay una dramatización mucho más común y más simple de dilema del prisionero que aparece constantemente en las películas.
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Hay una razón que el 90 por ciento de las conversaciones en las películas de acción tienen lugar entre las personas cuando estas estan apuntandose. Si bien esto es una manera bastante contraproducente para tener una conversación en el mundo real, es la manera perfecta para dramatizar el dilema del prisionero. Desde la perspectiva de un forastero, el mejor resultado posible es que nadie aprieta el gatillo y todo el mundo va a estar bien. Pero ponte en los zapatos del tipo que tiene un arma apuntandote, y te das cuenta de que la mejor opción posible es lo que hace que ese tipo mantenga su arma apuntandote a la cabeza. Es por eso que el resultado más probable es la tercera opción: los dos aprietan el gatillo tan pronto como piensan que el otro esta teniendo un cambio en su conducta.

Por supuesto, al final de El Caballero Oscuro , las cabezas frías prevalecen, y nadie aprieta el botón. Es una oportunidad para nosotros de configurar y desactivar la trampa en la que todos nos encontramos viviendo todos los días. La verdad es muy dolorosa. 

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